THE VIERA VIDENTE DIARIES

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El poeta estimó necesario que la voluntad se proyectase sobre aquéllas partes del cuerpo que habitualmente se hallan sustraídas a su imperio.

Las cosas se han expresado siempre por una analogía recíproca, desde el día en que Dios hizo al mundo como una totalidad compleja e indivisible.

Como símbolo de lo infinito, la Noche proyecta al poeta hacia un cosmos abierto sin referencias ciertas. La Noche es la gran intercesora, el abismo húmedo de vida primordial donde lo sagrado y lo profano confunden sus contornos. Para Novalis, la Noche pertenece a ese orden de vivencias que se hallan ligadas al presentimiento de lo Absoluto y permiten obtener un contacto arracional con el mundo invisible.

Rilke advirtió que las pasiones pasan a enorme distancia de nuestra vida profunda. “No es en el umbral de las pasiones –había escrito Maeterlinck– donde se encuentran las leyes puras de nuestro ser. Llega un momento en que los fenómenos de la conciencia­ habitual, que podría llamarse la conciencia individual o la conciencia de las relaciones de primer grado no nos aprovechan ni llegan a nuestra vida”.

El hecho paranormal, la exaltación poética, la experiencia mística y la experiencia liberadora se determinan por el grado de profundidad a que accede la conciencia en su internalización hacia el punto de re­ferencia axil. Es necesario no confundir los planos, ni mezclar los órdenes experienciales. La percepción extrasensoria y la psicoquinesia, los sucesos “mágicos”, no trascienden los territorios de la psique. Conforman el grado más bajo de la escala y si bien en ese nivel visionario la conciencia puede recorrer y conocer las distintas direcciones del volumen tempoespa­cial, el conocedor y lo conocido permanecen en el mundo fenoménico, en el universo de los opuestos y las contradicciones. El nivel paranormal, el de los “poderes maravillosos”, los siddhis como lo llaman los hindúes, es el de las prácticas ocultistas, el nivel donde “funcionan” las correspondencias y se expresan los magos y los “dotados parapsíquicos”.

El artista subjetivo no crea, se halla sometido al caos de los pensamientos que lo gobiernan y realiza su obra de acuerdo con las imposiciones de los “yo” sucesivos. Vive en la hipnosis de sus pasiones, de sus gustos y de sus hábitos.

El poeta se impone, entonces, una riesgosa aventura. Debe internarse en lo más profundo de su ser, pero sus métodos de acceso –a diferencia de las vías contemplativas de despojo gradual– son ensayos anárquicos­ con “temporadas de infierno”. Su testimonio escrito responde a la vida profunda, se nutre en los sueños y en los automatismos inconscientes y, al tender los puentes más maravillosos entre los objetos del cosmos, ofrece una imagen fragmentada de esa reali­dad esencial que escapa a la percepción ordinaria.

El animismo tyloriano, basado en las especulaciones del hombre sobre la muerte y las formas humanas que pueblan las alucinaciones y las representaciones oní­ricas, postula con fuerza de axioma la identidad de la lógica en todos los tiempos y lugares. Lévy-Bruhl, en cambio, señala que las representaciones colectivas serían representaciones cognoscitivas que el individuo adquiere como representante del grupo social, en condiciones especiales que actúan profundamente sobre su sensibilidad.

En sus estudios sobre los Vers Dorés, Georges Le Breton18 afirma haber hallado la fuente inmediata de la inspiración de Gerardo, en el relato de Delisle de Sales, Les Douze surprises de Pythagore, que figura al last del tomo segundo, en la edición en seis volúmenes de De la philosophie de la character, publicada en 1777. La primera página del relato se ilustra con un grabado que representa a Pitágoras escribiendo sobre una roca frente al mar. Debajo se halla la leyenda: “Quoi tout est sensible?

En su espíritu se confunden y agitan restos de antiguas cosmogonías. Impregnado de la gnosis cabalista y obsedido por los grandes mitos, se interna en “esa orilla de la muerte” que es el sueño. Como Nerval, considera que el sueño debe ser capturado, pero el poeta que lo intente se expone a todos los peligros. “Es preciso que el soñador sea más fuerte que el sueño”, para sobrevivir a los graves siniestros que lo acechan en las profundidades.

Las imágenes constituyen una aproximación efectiva a esa visión del mundo que desde el inconsciente se proyecta reproduciendo el macrocosmos. El hombre posee en sí mismo las fuentes del pensamiento simbólico. En las zonas oscuras de su psique permanecen vastos depósitos arcaicos Get More Information poblados de símbolos y hierofanías olvidadas; “la imaginación nada en pleno simbolismo” y a pesar de su desacralización permanente, el hombre vive envuelto en imágenes antiguas y mitos degradados. El poeta es el predestinado para despertar ese caudal significativo.

Como Nerval y Baudelaire, manifiesta en forma emocional y confusa la thought socialista de una comunidad fraternal. Aislado por la mediocridad burguesa, se refugia en una posición antisocial y construye su universo privado en las antípodas de la vulgaridad.

Estas Concepts se han ido abriendo paso lentamente y han preparado el camino para una nueva comprensión de los mitos. Como afirma Steffens Soler, en un esclarecedor trabajo sobre los tiempos primeros, el mundo mitológico contiene una riquísima substancia espi­ritual, y su trama posee concepciones filosóficas, morales y artísticas que suponen abstracciones de gran poder.

De ahí que forjara a la literatura como instrumento válido de búsqueda, especialmente si la obra literaria se concibe en un estado en que la vigilia y el sueño se tornan porosos y ambos planos se interpenetran y confunden.

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